jueves, 24 de marzo de 2016

El intruso y el incesante






El intruso se muestra sorprendido. No esperaba que hubiera alguien.
Ese alguien se ha llevado un buen susto.
El recién llegado pretende algo clandestino. Y claro, como no esperaba a nadie no llevaba pasamontañas.
Y ahora lo tiene allí, de frente. Podrá identificarlo.
De eso también se ha dado cuenta el dueño de la casa, que asustado, cree que va a ser asesinado. Por eso exclama,
-Por favor, no me mate. Le daré lo que quiera.
Se da cuenta de la tontería que acaba de decir y rectifica,
-Por favor, no me mate. Puede llevarse lo que quiera.
Eso tampoco le convence y al final sólo dice,
-Por favor, no me mate.
Y luego, concreta más,
-Por favor.
Pero no puede dejar de reflexionar. Es consciente de la situación y no debe dejarse amilanar, si va a morir, al menos podrá hacerse valer. Él no es cualquiera, es especial. Él es yo. Más especial, imposible. Ha tenido una reacción de lo más trillada. ¿Quién en una situación parecida no diría lo que ha dicho él? Así que,
-Por favor, no se vaya dejándome vivo. Máteme antes de irse. Robe lo que desee y después máteme.
Ahora está más tranquilo. Es una situación más acorde a cómo es él.
No todo el mundo se expresaría como acaba de hacerlo él.
Todo el mundo, no, pero una buena parte de este mundo, sí. Algunos de los pertenecientes a ese mundo, sí. Al fin y al cabo en esta situación muchos congéneres, valientes, únicos, imaginativos y enganchados al “de perdidos al río”, lo apostarían todo a una salida gallarda. Moriré con las botas puestas, se dirían. Se ve mucho la televisión.
-Podría matarme, primero robarme, después matarme, o en el orden que quiera, y yo debía rogarle porque no me matará y es lo que hecho. Pero sabe, no pienso dejarme acobardar, morir sin dignidad, si me va a robar, después no se le ocurra dejarme con vida. Máteme. Pero, claro, eso ¿Como le deja a usted? Sin elegancia. Robar y después matar. ¿Qué arriesga usted? ¿Cómo quedará? ¿Qué pensaran de usted? Así casi no arriesga nada. ¿Quién va a identificarlo? De esa manera roba cualquiera. Se va a llevar un botín. Sea ambicioso. Métale riesgo al asunto. Podrá contarlo. Si no, ¿Qué va a contar? Entré, lo maté y robé. ¿Va a ser capaz de contar algo así? ¿No se avergonzará? Piénselo, bien.Podrá decir, el tío tenía huevos. Me retó. Y ahí lo dejé vivito y coleando. Con toda mi caraza grabada en su memoria. Me gusta el riesgo. Así, sí. Eso ya es para contar.
Acabó de hablar y sintió que se había metido en un buen berenjenal. ¡Qué manía en complicar las cosas! ¿No podía haber dejado que todo siguiera su curso? Al fin y al cabo, él no había empezado. No era su responsabilidad. Siempre podría decir,
-Yo no fui el que empecé. Estaba tranquilamente en mi cuarto y él irrumpió. Si alguien debe dar explicaciones…
Cayó en la cuenta de que ahora mismo estaría el intruso pensando que aquí había gato encerrado. ¿Dónde se había visto que una víctima de un atraco velara por la buena fama del atracador? Eso no tiene ni una pizca de lógica.
Claro, ¿Que se trataba de lógica o de intrepidez?
Decidió volver hacia atrás. Al punto en el que estaba seguro de sí.
-A mí me importa mucho lo que tengo aquí y que usted quiere robarme. Aunque más me importa mi vida. Pero el hecho de que mi vida me importe no quiere decir que la deba conservar a toda costa. Porque muchas veces es mejor morir con arrojo que seguir viviendo con humillación, ya sabe aquello de que es preferible morir de pie que vivir de rodillas. A ver, usted me va a robar, eso es incuestionable. Aceptado. Ahora queda qué hacer conmigo que nos venga bien a los dos. Si me mata, usted se asegura que no lo identificaré. O sea, está usted poniendo la seguridad delante del riesgo. Ese riesgo que le da sabor a la vida. No hay comparación para usted entre matarme o no. Claro que para mí, tampoco la hay entre dejarme con vida o no. Y es evidente que no podemos llegar a un acuerdo del tipo: Me deja con vida y yo no le identifico. Eso sería hacer trampas. O sea, todo esto para nada. Y no quiero llegar a la conclusión de que igual lo mejor hubiera sido dejarlo todo en manos del azar. Usted, ¿Qué opina?
Se quedó mirando al intruso sin una idea muy clara de qué hacer.
-Con lo tranquilo que yo estaba y…
Interrumpió el que ya hacía un buen rato que se había introducido de manera intempestiva en la casa,
-La habitación de su hija, ¿No es ésta?
-¿Hija? Yo no tengo ninguna hija.
-Pues entonces su mujer……..

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